La brisa marina golpeaba deliciosamente la cara del hombre tirado sobre la arena. A su lado una mesa pequeña cubierta por una sombrilla de playa, sostenía un coco perforado y decorado con una orquídea.
A su lado una fuente de mariscos y langosta se refrescaba en una cama de hielos a la espera de ser consumidos.
Unas chicas jugueteaban cerca de ahí… jugaban con una pelota, otras discutían entre ellas, otras reían… una pelirroja hacía contorsiones para alcanzar la parte media de su espalda… llevaba un atrevido coordinado rojo y pretendía ponerse bronceador sin mucho éxito.
Él la vio. Cierto era que ellas eran su servicio, y que no sería bien visto que les hiciera un favor, sin embargo tenía que reconocer que en los últimos días todo había sido maravilloso en aquel paraíso tropical y submarino… aquí no tenia que dar de gritos y ordenes… mucho antes de que llegara a necesitar las cosas estas estaban a su alcance…
La almeja que le habían asignado era cómoda a decir basta, la vista del lugar era magnifica, el clima era delicioso… la comida era digna de reyes… y las chicas, por Dios, las chicas, nunca pensó que lucieran todas tan guapas en trajes de baño…
Se levantó y caminó hacía su ama de llaves. Sin pedir permiso le arrebato el aceite de la mano y comenzó a untarlo el mismo en la blanca espalda de Raelana. Las mujeres más cercanas a él de manera curiosa por mas sol que tomaran no se bronceaban ni tantito… era el caso de Rae y Wen.
• Lindo día- rompió el silencio y se regocijo en el estremecimiento de Rae al sentir sus manos en la espalda…
• Sí…
• Estaría mejor si Eliza estuviera por aquí… digo, ahora que Terry tuvo que salir unos días antes de mi fiesta… mi hermana es muy bien comportada si lo tiene lejos…
• ¿Tu crees?...
• ¡Claro que sí! ¿De dónde viene ese tono incrédulo?... ¡Grosera!... Mi hermana es una dama…
• Si tu lo dices, así debe ser… no sé porque no ha llegado aún, le dejamos instrucciones precisas para llegar…
• Sí, sí, ya sé la de mapas enredados que ustedes hacen… estaré feliz si Eliza no termina en el estómago de una ballena…
• Si así es podría encender fuego como pinocho…
• ¡Calla insensata!... me has arruinado el día justo ahora que tanto disfrutaba…
• Neal, tu me dijiste que no deseabas que Eliza viniera… ¿te arrepientes?...
• ¡No es tu asunto!... y dejemos de hablar de mi hermana… mira allá Mimi esta tomando el sol sin protección, eso es peligroso… ¿A dónde anda la flaca que no les advierte de cómo cuidar su piel?... Ahora yo tengo que andar haciendo su trabajo…
Decía Neal bronceador en mano caminando hacía donde Mimí tomaba el sol, dispuesto a hacer lo mismo que había hecho con Raelana, ponerle bronceador por la espalda… y las piernas… y los hombros… y… y… ¡y por allá estaba Mysha en las mismas condiciones! Y su bello ángel purpureo Anjou, igual… ¡Bonitas vacaciones y fiesta de verano le habían organizado! Ahí estaba él, rodeado de mujeres en bikini y sin más que hacer que untarles bronceador y cuidar de su piel… ¡Había que ver lo que se tenía que hacer por la invitación de un amigo!
Se tenía que pensar lo de Eliza… ¿Estaba feliz sin ella?... ¿La extrañaba?...
CONTINUARA...
LAURIE MIAU