La barca se movía entre las olas, mientras la esbelta figura en bikini se recostaba y dejaba que el sol tostaba su piel, sin prestar atención al joven que tan afanosamente remaba a unos pasos de ella.
-¡Mira, una playa! -el joven subió los remos mientras la joven levantaba la cabeza.
-¡No hay nadie, idiota! ¡No es ahí!
-Eliza, ¿estás segura de que vamos en la direccion correcta?
-¡Claro Tom! -exclamó ella, como si fuera absurdo que pudiera equivocarse-. Neal lleva toda la semana probándose trajes de baño y las chicas están todas revolucionadas, ninguna prestaba atención a los preparativos a la fiesta. ¡Eso es que la fiesta es en otro lado! Y todo indica que será por aquí.
Tom se rascó la cabeza.
-Pero... ¿dónde?
-Los encontraremos, tú sigue remando -ordenó Eliza.
Tom suspiró.
-No sé, podríamos descansar un poco. Aquella playa parece un lugar muy agradable. Podría untarte crema en la espalda...
-No podemos entretenernos, o empezarán la fiesta sin nosotros. Tenemos que seguir remando.
-¿Tenemos...? -rezongó Tom, que volvió a coger los remos. Eliza se recostó en el fondo de la barca y cerró los ojos, Tom sonrió y empezó a deslizar la barca suavemente hacia la orilla.
-¡Vaya! Eliza, creo que hemos encallado.
-¡Vaya inútil! Te has acercado demasiado a la orilla.
-Yo soy un chico de río, Eliza -protestó él, sudaba a causa del esfuerzo y se quitó la camiseta-. Podriamos aprovechar y darnos un baño, por unos minutos tampoco vamos a perdernos nada.
Eliza miraba el musculoso torso de Tom, su piel estaba brillante por el sudor.
-Bueno, supongo que tampoco pasa nada por detenernos unos minutos -asintió ella.
-¡Bien! -Tom no parecía estar ya cansado mientras llevaba el bote hacia la orilla.
-Creo que tienes razón, me voy a poner roja como no me ponga un poco de crema....
-¡Mira, una playa! -el joven subió los remos mientras la joven levantaba la cabeza.
-¡No hay nadie, idiota! ¡No es ahí!
-Eliza, ¿estás segura de que vamos en la direccion correcta?
-¡Claro Tom! -exclamó ella, como si fuera absurdo que pudiera equivocarse-. Neal lleva toda la semana probándose trajes de baño y las chicas están todas revolucionadas, ninguna prestaba atención a los preparativos a la fiesta. ¡Eso es que la fiesta es en otro lado! Y todo indica que será por aquí.
Tom se rascó la cabeza.
-Pero... ¿dónde?
-Los encontraremos, tú sigue remando -ordenó Eliza.
Tom suspiró.
-No sé, podríamos descansar un poco. Aquella playa parece un lugar muy agradable. Podría untarte crema en la espalda...
-No podemos entretenernos, o empezarán la fiesta sin nosotros. Tenemos que seguir remando.
-¿Tenemos...? -rezongó Tom, que volvió a coger los remos. Eliza se recostó en el fondo de la barca y cerró los ojos, Tom sonrió y empezó a deslizar la barca suavemente hacia la orilla.
-¡Vaya! Eliza, creo que hemos encallado.
-¡Vaya inútil! Te has acercado demasiado a la orilla.
-Yo soy un chico de río, Eliza -protestó él, sudaba a causa del esfuerzo y se quitó la camiseta-. Podriamos aprovechar y darnos un baño, por unos minutos tampoco vamos a perdernos nada.
Eliza miraba el musculoso torso de Tom, su piel estaba brillante por el sudor.
-Bueno, supongo que tampoco pasa nada por detenernos unos minutos -asintió ella.
-¡Bien! -Tom no parecía estar ya cansado mientras llevaba el bote hacia la orilla.
-Creo que tienes razón, me voy a poner roja como no me ponga un poco de crema....