Atlántida de Terry
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Atlántida de Terry

Sirenas, Por Terry soñamos y creamos en el fondo del mar.


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Fic de intercambio de Fathmé para Wendolyn

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Thalia


Conchita de playa
Conchita de playa

EL REGALO PERFECTO
(Fic de intercambio para Wendolyn)




-Niña , siéntate un rato que te va a dar algo- dijo Mimi al ver que Wendolyn iba de un lado para otro ocupada con los preparativos de la fiesta de cumpleaños de su novio.

La Chef de la Mansión Legan era muy su amiga y una de las personas que más la conocía, la única que conocía todas las cosas de Wendolyn, la única a la que Wendolyn le contaba todo.

-¡No puedo Mimi! Mira se nos viene la fecha encima y no está “nada” listo- Wendolyn se sentó ante el mesón de la cocina meneando la cabeza, desesperada.

-¿Nada? Ok define “nada” señorita neurótica…- dijo Mimi agitando un cuchillo – porque en la última semana he visto como conviertes “nada” en un evento grandioso ocupándote tú sola de todo. ¡Hay que aprender a delegar muchachita!

-No Mimi, si hubiera pedido ayuda a alguien Neal se entera, y se supone que es fiesta sorpresa.

-Mira tú, yo no comprendo cómo es que va a ser “fiesta sorpresa” porque en algún momento esto se va a llenar de las personas del banquete, y de las decoradoras y las personas que pondrán las luces del jardín… O sea, en pocas horas esta casa será un gran etc de cosas que gritarán a los 4 vientos que estás armando una fiesta. Eso sin contar con el aroma del delicioso pastel que estoy horneando para tu novio.- dijo Mimi con una mirada pícara.

-Eso no es problema Mimi – dijo Wendolyn – ya hablé con Albert y le pregunté si le tenían algo listo a Neal y me dijo que Archi, Anthony, Stear y sus esposas habían planeado un brindis en la oficina.

-¡Wendo! – exclamó Mimi – un brindis en la oficina se puede extender, a lo mejor se madruguea por allá y no te llega. Y luego ¿Cómo haces con la casa llena de gente y sin el homenajeado?

En ese momento entraron maullando por la pequeña abertura de la puerta de la cocina las tres gatitas negras que fungían de mascotas en aquella casa.

-No Mimi! Si los Andrew están invitadísimos a la fiesta pues, me dijo Albert que no me preocupe que él lo retendrá máximo hasta las 8 pm y luego lo enviará a casa. ¡Será perfecto! Ay… - dijo la joven de negro llevándose una mano a las cienes.

Las gatitas empezaron a maullar a los pies de Mimi, ya era hora de su almuerzo y ellas eran muy puntuales para comer, Mimi sonrió y de inmediato abrió tres latitas de comida para gatos que sirvió en tres cuencos.

-Wendy… ¿Te sientes mal? – dijo Mimi mirándola de reojo mientras de cuclillas acariciaba a las lustrosas gatitas negras que comían complacidas. Pero le preocupaba su amiga, la chica llevaba días medio rara.

-No, no, ya pasó. Es solo una descompensación creo que ando muy estresada.

-Ah no hija mía ¡Vete a descansar! – dijo Mimi apuntándola con el abrelatas – no querrás terminar desmayándote en media fiesta.

-¡No! – dijo ella poniéndose de pie en seguida – todo saldrá perfecto.

-¿Dónde vas mujer?

-Al baño… luego de eso a ver qué más falta de ultimar ¿Qué hora es? ¡¡Ayyy!! Ya mismo llegan los de la decoración y el jardín aun no lo podan. Me voy.

-¡¡Si haces que lo poden más quedará la pura tierra!!... ay esta niña esta de un genio ¡hormonal!

Mimi suspiró mientras veía a su pálida amiga (más pálida que de costumbre) salir de la cocina directo a las escaleras principales de la casa.
La siguió mirando con sospecha y preguntándose si no sería buena idea prepararle un caldito de pollo bien cargado para aliviar las sospechosas “descompensaciones” que su aristocrática amiga sufría de unos días para acá.

Mimi siguió en lo suyo, mientras las gatas se echaban mutuamente una mirada de complicidad y Alice, que ya había terminado su almuerzo, corría a cuatro patas detrás de la condesa.

La puerta de la habitación estaba entreabierta, así que no fue difícil para la gatita de ojos verdosos introducirse ahí.
Su ama estaba en el baño, ella sentía el movimiento en el interior de ese cuarto, así que se sentó en el suelo a esperar verla salir, aunque se estaba tardando mucho.

La puerta del baño se abrió y salió Wendolyn, con una expresión muy extraña en su rostro.
Como asombrada, o asustada… pálida…¡Si, más aun!
La chica de negro se sentó sobre la cama y se dejó caer en el colchón con la mirada en el techo.
La gata no era boba, al igual que Mimi , las gatas habían notado a su dulce dueña bien rara hace rato, habían conversado entre ellas sobre lo que podría estarle pasando a la aristócrata pero gatas como eran, no les quedaba más que guardarse sus comentarios.

-Miau? – dijo Alice saltando sobra la cama mirándola fijo.

-¡Shhh! – dijo Wendolyn llevándose un dedo a los labios.

-Prrrrrrrrr….- la gata había comprendido el mensaje y entendía todo. Ronroneando se sobajeó contra el pecho de su dueña para reconfortarla un poco. No se veía muy feliz.

-¡¡Eliza!! – dijo la joven entrando al cuarto de la hermana de su novio - ¿Qué te vas a poner esta noche?

-Pues aun no me decido amiga, entre este entallado vestido rojo corto o este otro violeta al bies más discretito.

-¿Y cual de los dos te vas a poner?

-Eso depende…

-¿Depende de qué?

-De si invitaste a Terry- dijo la otra con una sonrisa maliciosa.

-¡Ayyy Eliza! No, no he invitado a Terry. Ponte el violeta y pórtate bien por favor.

Wendolyn salió de la habitación de Eliza contrariada, le había mentido, claro que había invitado a Terry, era su mejor amigo y aparte ahora se llevaba bien con Neil. Pero era conveniente que Eliza se mostrara decente en la fiesta de su hermano y no anduviera haciendo tonteras.

La aristócrata bajó las escaleras casi a la corrida, de verdad que necesitaría descansar antes de la fiesta sino lo mas seguro es que se durmiera en cualquier rincón… últimamente le daba tanto sueño.

En el jardín, las personas de la decoración habían llegado ya y estaban comenzando a organizar las mesas, las sillas, la carpa, las luces para el jardín etc.
La gente del banquete también había llegado. Mimi estaba con ellos organizándolo todo, cuando la vio salir al jardín y se acercó a ella.
La gata Thalía miraba con ojos expectantes a los ayudantes que llevaban las humeantes y olorosas viandas y ella los seguía en silencio a ver si se les caía algo y ella lo podía disfrutar.

-Wendy, tenemos un pequeñisimo problema –dijo Mimi al verla salir.

-¡¿Otro?!

-¿Cómo que otro? Que yo sepa es el primero.

-Ay… no me hagas caso amiga, dime qué sucede ahora

-No trajeron caviar porque se les echó a perder.

-¿Se echo a perder… el…caviar? – Wendolyn solo de escuchar esa sentencia sintió que se enfermaba, no sabía si era por el estress, los nervios o qué demonios, pero sintió que si no corría devolvería hasta el Romero en medio del jardín.

-¡¡Wendy!! – gritó Mimi al verla correr hacia la casa - ¡¡Trajeron salmón para compensar!!... no esta niña está mal, demasiado para ella sola… o será que…

Thalía miró a la una y luego a la otra y se momento se olvidó de las deliciosas viandas, ya robaría algo luego, para robar canapés ella era una experta… pero luego.
Por ahora se escabulló sigilosa hacia el interior de la casa y se sentó fuera del año de visitas a esperar a Wendolyn.

-Miau…

-Ay Thalía – dijo la mujer saliendo de ahí y pareciendo a punto de desaparecer – si esta fiesta no sale bien creo que me moriré.

-Prrrrrr…

-Si linda, yo también te quiero mucho – dijo ella acariciando la cabeza de la gata de tutú rosa y caminando hacia el jardín a dirigirlo todo.

-¡Wendolyn hija! – una voz se escuchó en la entrada del jardín.

-¡Sra. Sarah! – dijo ella caminando hacia el automóvil del que descendía la estirada dama con varias bolsas y paquetes.

-Conseguí todo; lo que me pediste también. Tenías razón son exactamente del gusto de mi hijito ¡Le van a encantar!

-Eso espero sra. Sarah.

-¿Estás bien muchacha? Te veo un poco… desmejorada.

-Eh… un poco estresada nada más.

-¿Porqué no descansas un poco? Te ves… Wendolyn ¿acaso tú…?

-¡Eh, sí! Si yo descanso luego - dijo Wendolyn escabulléndosele a la madre de su prometido – Es solo estress no se preocupe usted, cuando todo esté perfecto en la noche mágicamente me sentiré mejor. Permiso.

-¿Ya te sientes mejor? – dijo Mimi al verla entrar a la gran cocina donde ella junto a sus tres ayudantes se encargaba de poner en orden las viandas del banquete y con una lista en la mano definía lo que sería primer plato, segundo plato, tercer plato… y los que vinieran ¡Ella es la experta!

-Si, mejor – dijo ella acercándose a donde las charolas con los diversos canapés reposaban.

-Prrrrrrr miau…- dijo la gata Fathmé subiéndose a una de las sillas de la cocina y posando una de sus patitas delanteras, discretamente, en el filo de la mesa.
Un paso en falso con esos canapés y Mimi la partía en dos con su cuchillo o le rizaba los bigotes con su batidor redondo así que había que ser cautelosa.

Al verla ahí Wendolyn sonrió.

-Y… ¿Qué tal está el banquete? – preguntó Wendolyn mientras al disimulo, le pasaba ala gatita uno de los canapés de salmón y la gata devoraba como si no hubiera futuro.

-¡Excelente!- dijo Mimi – yo te dije que este servicio de catering era el mejor ¿Quieres degustar algo?

-Ay pues… estos canapés se ven…

-¡Pruébalos!... eh… Wendo… ¡Wendo qué haces!

A Mimi casi se le encrespan los pelos al ver que Wendolyn agarraba uno de los canapés de salmón y luego tomaba la botellita de miel y colocaba una generosa porción de miel sobre el canapé para después llevárselo a la boca.

-¡¡Wendy Romero, qué se supone que estás haciendo!!

-¿¿Qué?? –dijo la susodicha con la boca llena – Mimi sabe delicioso ¿gustas?

-¡¡Paso!! – dijo la chef cuando ella le acercó al rostro uno de los canapés de salmón rebosando miel – Y mejor deja de comértelos porque o te los terminas… o te enfermas.

Mimi retiró una a una las charolas de canapés del alcance de su aristócrata amiga… y de su gata.
Ama y mascota se miraron compungidas.

-Prrrrrr- dijo Fathmé sobajeándose en la cintura de su dueña mientras ella le acariciaba la cabeza.



¡¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!!!

En la ciudad, en la oficina principal de las empresas Andrew todos los empleados y colaboradores sorprendían al moreno de ojos brillantes que entraba junto a su primo Archie a la oficina de su tío.

-¡Albert quiere verte ahora mismo!- había dicho Archie en tono autoritario a su primo.

-¿Y ahora qué sucedió? – preguntó él casi asustado al escuchar el tono del joven.

-Yo no sé, para variar habrás echado a perder algo ¡¡Siempre lo haces!!

-¡Eso no es verdad! Tengo tan buenas ventas en el grupo que dirijo como tú o como Anthony y…

-¡¡Ya lo veremos!! Por ahora vamos, tienes que entenderte con Albert esta furioso.

Neil tomó la carpeta de los informes del último trimestre la cual llevaba muy ordenada y con resultados pulcros y transparentes para demostrarle a su tía que, si existía algún error en las contabilidades, no era ni su culpa ni de su gente.
Pero al entrar a la oficina, todo enojo se vino abajo.
Albert lo mandaba a llamar para felicitarlo, el que Archie lo espantara no era más que una treta… y había dado resultado.

Las felicitaciones no se hicieron esperar, el sorprendido joven recibió los abrazos de las empleadas y los apretones de los empleados. Pañuelos, corbatas, CD´s , tarjetas… sencillos obsequios que algunos dejaban llegar y que él recibía tan estupefacto todavía que ni atinaba a mirar.

-Sobrino…- dijo Albert envolviéndolo en sus brazos – que cumplas muchos más Neil.

-Gracias tío… gracias. Eh ¿Wendolyn no vino? – preguntó, al ver que las esposas de Anthony y Stear estaban presentes así como la novia de Archie (pónganle nombre pero no es la Annie)

-Eh… ¿Wendolyn? No, no ella no vino. Seguro está preparándote algo bonito en casa.

- Si… seguramente.- dijo Neil un poco apesadumbrado, la verdad es que no la había visto preparando absolutamente nada, y esa mañana al despertar ni si quiera le había dicho feliz cumpleaños ni nada… ni si quiera un beso le había dado.
Muy misteriosamente se había encerrado en el baño y aunque él la esperó lo que pudo, se tuvo que ir sin haberla visto salir.

Andaba rara ya días, se le escabullía aludiendo no sentirse bien. El trillado cliché del “me duele la cabeza” lo estaba preocupando demasiado ¿Se estaba enfriando su relación con su novia?
Y luego las llamadas todas misteriosas que recibía elle casi a escondidas en los últimos días, los cuchicheos con la chef de la casa…

Todo eso lo tenía mal, ella le ocultaba algo, señal inequívoca de que… No terminó su pensamiento. Su primo Anthony y su esposa lo sacaron de su cavilación con un abrazo y ella ofreciéndole una copa de champagne para brindar por su cumpleaños.

Eran casi las 8 pm cuando el auto de Neil llegó a la Mansión Leagan.
El portón de atrás estaba cerrado y no hubo nadie que atendiera a los bocinazos de su Corvette, asi que refunfuñando tuvo que dar toda la vuelta para llegar hasta el portón de enfrente… Ya despediría a alguien por la mañana.

Su casa se veía lúgubre, percibió movimiento en el jardín trasero pero antes de que pudiera moverse hacia ahí, de allí mismo salieron a su encuentro las tres gatitas maullando y corriendo hacie él.
Eran ellas.

-Gatitas traviesas ¿En qué se hallan eh? – dijo acariciándolas con ternura. Después de todo, eran las únicas que salían a recibirlo.
Entró a la casa y se topó con Mimi.

-Mimi ¿Aun está usted con su uniforme de chef?

-Ehm… si señorito es que … ya me lo voy a quitar.

-Bueno, si vaya a descansar.

-Si señorito… gracias señorito …- dijo la patidifusa chef haciendo reverencias y caminando hacia la cocina.

La luz del salón estaba apagada, para qué encenderla, mejor era irse a acostar de una vez.
Al entrar a la habitación vio a Wendolyn sentada frente al espejo de la cómoda.
Llevaba un lindo vestido color burgundi y el cabello recogido.
Traía un juego de joyas que él le había regalado y se estaba poniendo muy linda.
Al terminar de colocar la última vincha en el pelo ella volteó a mirarlo y le sonrió ligeramente.

-Hola amor ¿Porqué tan linda? – dijo dándole un beso en la mejilla.

-Tu madre organizó una cena por tu cumpleaños. Nos dijo que nos vistiéramos muy bien pues es una ocasión especial.

-¡Vaya! Alguien se acordó – dijo él elevando una ceja mientras se quitaba la chaqueta.

-Ay Neil… Mira te dejé listo el traje italiano, el azul.

-¿El azul? ¿no es muy elegante para una simple cena en casa?

-Neil tu madre dijo que te vistieras muy bien, ya sabes como es ella.

-¿Tu quieres que me lo ponga? – le preguntó él en tono sugerente tomándola por la cintura.

-Eh… sí, te queda muy lindo – dijo ella soltándose discretamente – por cierto, feliz cumpleaños.

Del cajón de la cómoda sacó una caja negra que le entregó y él tomó sin mucho ánimo.
Un par de mancuernillas de plata a juego con un pin de corbata relumbraron a la luz de la habitación.
Eran labrados y tenían incrustaciones de zircón y diamante de Brasil… una belleza, definitivamente hermosos.
En otras circunstancias le habría alegrado mucho un regalo así… pero hoy era diferente.

-Úsalos con tu traja azul – dijo Wendolyn – se te verán muy lindos.

- Wendolyn… antes de cenar yo quisiera que…

-No, antes de cenar nada cariño – dijo ella con una sonrisa compuesta – a tu madre no le gustan los retrasos.

-Pero…

-Te espero abajo.

Neil se sentó en la cama, apesadumbrado.
Definitivamente algo le pasaba a ella con él, no era normal, no era como siempre. Estaba fría, distante, su semblante era diferente.
Además lo preocupaba el hecho de que estuviera más pálida que de costumbre ¿estaría enferma? aunque, debía admitir que a pesar de eso, se veía más bella que nunca.
Su piel se notaba mucho más tersa, su cabello brillaba y su mirada eran dos estrellas, lucía bellísima… La amaba tanto y ella al parecer, ya no estaba sintiendo lo mismo.
Lástima.

Neil impecablemente vestido con su traje italiano azul marino, y las joyas que le regalara su novia bajó por la escalera y se dirigió al comedor.
Encontró la luz apagada y le extrañó mucho, pero lo que se le hizo mucho más raro es que al encenderla el comedor estuviera absolutamente vacío.
Es que la mesa ni si quiera estaba dispuesta para una cena.
Caminó hacia la cocina y la encontró en iguales condiciones, a oscuras y ni un alma.

-¡¡Mimi!! – exclamó sin obtener respuesta - ¡¡Dylan, Brandon, Steve!!

Nada…

De pronto por la venta de la cocina le pareció ver luz en el jardín de atrás, al abrir la ventana le llegó el sonido de una música.
¿Música en el patio?

Las gatas salieron de su canasta bajo el mesón de la cocina y empezaron a caminar junto a él.
Ellas sabían, pero ni aunque supieran hablar hubieran revelado absolutamente nada de lo que sabían.
Ni de la fiesta ni de… nada más.


¡¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!!!

Nuevamente un alegre grito que lo paralizaba, ya dos veces en el mismo día.
Sus primos, sus primas políticas, su tío Albert, su tía Elroy.
Todas sus amigas de la Mansión se veían preciosas, Lee, Laurie, Raelana, hasta la Gigi y Mimi muy bonitas.

Esta noche había quien atendiera el buffet y a los invitados, hoy ellas eran parte de la fiesta y no del servicio.
Su madre muy elegante y su hermana, repegada sospechosamente junto a Terry Granchester lucía fenomenal con ese vestido rojo.
Todos sus amigos de la oficina y varios de la sociedad de Chicago.

El patio estaba hermoso, una carpa con mesas y sillas, en un extremo la gran mesa del buffet y los músicos en vivo.
Los árboles y los arbustos estaban decorados con cientos de luces.
El lugar lucía maravilloso.
Y Entre todo y todos, su hermosa condesa, con su vestido color burgundí mirándolo con una gran sonrisa que la hacía ver aun más hermosa que nunca.

- ¡Feliz Cumpleaños mi amor! – dijo ella dándole una copa y un beso.

La banda empezó a tocar una tonada alegre y antigua, una jovencita de cabello negro comenzó a entonar la canción mientras un tipo con trompeta la acompañaba .